¿Qué funciones desempeña la bolsa?

La bolsa cumple unas funciones importantes dentro del sistema fi-
nanciero de un país. Se resumen básicamente en las siguientes:
a) Canalización del ahorro. La bolsa conecta el ahorro con la
inversión productiva. Al mercado bursátil acuden, por un lado, las
empresas en busca de capital, que ofrecen a los ahorradores la po-
sibilidad de convertirse en socios o acreedores de dichas empresas.
Por otro lado, acude el público en general, que ofrece sus excedentes
monetarios en forma de ahorro. Así, la bolsa pone en contacto a las
empresas con los ahorradores y en esa relación se genera un traspaso
de capitales de unos a otros. Realiza, pues, un trasvase de fondos en-
tre inversores financieros –el público ahorrador– e inversores reales:
las empresas.

b) Función de liquidez. Los titulares de los valores negociados en
el mercado bursátil pueden desprenderse de ellos con rapidez y con-
vertirlos en dinero en el momento en que lo deseen. La existencia
de la organización bursátil y la concentración de gran cantidad de
compradores y vendedores favorecen la liquidez de los valores, es
decir, que estos puedan venderse y cobrar su liquidación con rapidez
y facilidad. No obstante, como se explicará más adelante, no todos
los valores tienen la misma liquidez.
c) Función social de movilización de la propiedad. Supone el
acceso de pequeños ahorradores al capital de grandes empresas. Se
trata de la democratización de la propiedad de las empresas, ya que
la difusión de las acciones en bolsa permite su adquisición por pe-
queños ahorradores. De esta forma, se convierten en accionistas o
propietarios en su parte, aunque sea modesta, de grandes empresas.
Si estas empresas no estuviesen cotizadas en bolsa, difícilmente el
pequeño inversor podría acceder a su propiedad. La difusión de la
propiedad entre pequeños ahorradores ha permitido la acuñación
del término «capitalismo popular». Las grandes masas de ahorrado-
res han llegado al capital de las grandes empresas, un fenómeno que
se ha incrementado con las privatizaciones de empresas públicas.
d) Función de estimación. Esta función tiene dos vertientes: una
general, que hace referencia a la bolsa como institución, y otra con-
creta, que se aplica sobre los valores que se pueden contratar en el
mercado.
En el aspecto general, la bolsa se considera como instrumen-
to central para valorar los rendimientos en la economía capitalista.
Los movimientos de la bolsa son un barómetro de las perspectivas
económicas del país. Si la bolsa va mal, los políticos, empresarios y
público en general saben que algo no funciona en la economía.
En su vertiente concreta, la bolsa permite determinar indirecta-
mente el valor de las empresas, al establecerse un precio bursátil o
precio de mercado, que tiene su importancia a efectos de compra-
venta de empresas y activos. A través de ese precio es posible aplicar
lo que en terminología anglosajona se conoce como «mark to mar-
ket», que es el sistema aprobado por las normativas internaciona-
les de contabilidad para dar valor a las posiciones en instrumentos
financieros, a partir del precio que tengan en el mercado. Además,
también constituye el mejor elemento de juicio sobre la mayor o
menor eficacia de la gestión empresarial y advierte a los accionistas
sobre la validez o no de los gestores elegidos. Sin embargo, hay
que tener en cuenta que la cotización de los valores (sobre todo
de los grandes) está cada vez más sujeta al comportamiento gene-
ral del mercado, debido a la mayor globalización de las economías
mundiales. De esta manera, la bolsa se convierte así en instrumento
probatorio de la eficacia de las empresas y de control de la gestión
por parte de los accionistas y del público en general.
e) Función aseguradora. La bolsa protege al público ahorrador
frente al fraude, al existir un mercado organizado y regulado, que
se rodea de unas garantías y una publicidad. Si no existiesen esas
cautelas y garantías del mercado bursátil, el inversor privado no se
arriesgaría a invertir.
f) Función informativa y formativa de estados de opinión. Las
cotizaciones son públicas, lo que permite a los inversores formarse
una idea clara del valor de las sociedades en las que invierte, así
como canalizar su dinero hacia las empresas que ofrecen mayor ren-
tabilidad. A través de los índices de precios y de negociación es
posible conocer estados de opinión colectiva que de otra forma no
serían detectables.

g) Función de protección del ahorro frente a la subida de precios.
La inversión en acciones permite al ahorro evitar la erosión mo-
netaria, porque tales valores representan partes alícuotas de activos
reales y, al haber inflación, el valor monetario de estos activos crece.
Lo normal es que el precio de las acciones aumente de forma para-
lela a como lo hace el índice general de precios. Los estudios sobre
la evolución a medio y largo plazo de los valores aseguran que la
inversión en acciones puede suponer una defensa más eficaz que la
inversión en renta fija durante procesos inflacionistas. Sin embargo,
la experiencia de los últimos años demuestra que no siempre sucede
así. Por ello, a la hora de invertir es necesario tener en cuenta la
coyuntura de mercados, la situación macroeconómica y las perspec-
tivas del momento. Cada contexto es único y siempre puede haber
detalles que rompan con ciertas pautas que la teoría da por sentadas.
¿Es labolsa un mercadoeficiente?
Se dice que un mercado es «eficiente» cuando la competencia de
los distintos inversores -que actúan con el objetivo de maximizar el
beneficio- conduce a una situación en la que en cualquier momento
el precio de cualquier valor -acciones, obligaciones etc.- constituye
una buena estimación de su valor intrínseco o real.
Las condiciones de eficiencia de un mercado son básicamente:
1ª) Homogeneidad de los valores negociables. Los valores contra-
tados como iguales, son idénticos y fungibles entre sí. Este aspecto se
cumple en bolsa: una acción del Santander o de Gas Natural Fenosa es
idéntica a otra de la misma serie o clase emitida por dichas empresas.
2ª) Ha de ser un mercado con gran cantidad de compradores
y vendedores. Para que funcione correctamente, el mercado ha de
tener un volumen mínimo de contratación, una frecuencia en la eje-
cución de órdenes sobre valores y una distribución de los títulos en
muchas manos. Esto permite que ningún inversor individual tenga
el suficiente poder para influir sobre las cotizaciones. Una mayor
liquidez es síntoma de madurez y buen funcionamiento del mercado.
3ª) Ha de permitirse libremente la salida y entrada del mercado,
lo que implica la no existencia de mecanismos que limiten esta liber-
tad. La libertad de transmisión de los valores negociables ha de ser
una de las condiciones para las empresas que accedan al mercado.
4ª) Ha de ser un mercado donde exista información fiable, veraz
y pública de las empresas que cotizan y del desarrollo, precios y
situación de la propia bolsa.
5ª) El número de valores admitidos a cotización en el mercado
ha de ser lo más amplio posible, a fin de que los inversores puedan
diversificar y reducir así sus riesgos.
6ª) Es necesaria una moderada especulación en el mercado. Esto
implica que los inversores a cortoplacistas pueden dar contrapartida
y liquidez a los movimientos de los inversores a más largo plazo. Si
toda la inversión fuese a medio y largo plazo, sería difícil encontrar
contrapartida en cada momento. Por tanto, la especulación incre-
menta la actividad bursátil y favorece la oferta y demanda de valores
negociables.
7ª) La uniformidad y tipificación de las operaciones permite sim-
plificarlas y agilizarlas, a fin de que el mercado funcione con mayor
eficacia y rapidez.
Todas estas condiciones definen el mercado eficiente. Su mayor
o menor cumplimiento permite distinguir distintos niveles de efi-
ciencia: «débil», «intermedia» y «fuerte».