¿Qué factores extrínsecos influyen en los precios?

Los factores extrínsecos al mercado son los que se encuentran fuera
del mismo. Pueden ser económicos, sociales y políticos:
a) La coyunturaeconómica. La coyuntura económica de un país
influye en la bolsa. De hecho, ésta es el termómetro de la situación
de la economía, no sólo nacional, sino también mundial. Aunque el
mercado bursátil es un buen índice de la coyuntura económica, tam-
bién se utiliza para predecir el futuro, puesto que en bolsa cotizan
expectativas.
En situación de expansión y prosperidad de la economía, existirá
más ahorro disponible para la bolsa. Por el contrario, en periodos
de recesión y alto nivel de desempleo, llega casi a desaparecer la
capacidad de ahorro de las familias y por ello habrá menos capital
para destinar al mercado bursátil. Además, la aversión al riesgo de
los inversores aumenta y la liquidez migra hacia inversiones más
seguras que la renta variable.
En la fase expansiva de la economía, las empresas suelen acudir
al mercado mediante la emisión acciones. Pero en fases recesivas,
prefieren emitir obligaciones y bonos de renta fija, operaciones que
se les complican porque deben competir con las emisiones del Es-
tado. Por ello, la financiación empresarial por la vía del mercado
de valores es fácil en la fase expansiva o de recuperación de la eco-
nomía, pero resulta complicada en la fase recesiva o de depresión.
Esto último provoca el deterioro de la participación del mercado de
valores en la financiación de la economía.
La situación bursátil está ligada a la coyuntura económica. Pero
en la mayoría, se anticipa. Los inversores descuentan a veces los
efectos de determinados acontecimientos positivos o negativos. Por
ello, no es raro ver una bolsa alcista en un momento recesivo, si el
mercado piensa que en un plazo razonable el ciclo depresivo va a

tocar fondo y va a iniciarse una recuperación. Por eso, muchos expe-
rimentados inversores dicen que el mejor momento para comprar es
cuando todo el mundo está aterrado: de esa manera, se conseguirán
los mejores precios.
Por el contrario, puede verse una bolsa bajista en un momento
de euforia económica si los participantes en el mercado consideran
que es previsible a corto plazo el final de un periodo de expansión.
De ahí que el mejor momento para vender sea aquél en el que se
perciba una euforia descontrolada en la bolsa.
b) El mercado monetario y los tipos deinterés. El mercado
monetario podría definirse sencillamente como la oferta y demanda
de activos financieros a corto plazo. En nuestro país, sería el cons-
tituido básicamente por pagarés, letras y certificados de depósito.
La dependencia de la bolsa con respecto a los activos financieros a
corto plazo es obvia, ya que existe una competencia de inversión. Si
los tipos de interés de estos activos son elevados, el inversor prefe-
rirá estos títulos de renta fija bien remunerados, que además tienen
un vencimiento cercano en el tiempo (alrededor de un año), lo que
asegura su liquidez y su garantía sin son emitidos por Estados o por
empresas solventes.
La relación entre cotizaciones bajas y altos tipos de interés y
subidas de las bolsas cuando los tipos de interés son bajos es evi-
dente por la competencia existente entre diferentes alternativas de
inversión. Ello implica que las cotizaciones bursátiles se tienen que
colocar en una situación tal que proporcionen al inversor una ren-
tabilidad esperada que supere a la de los títulos de renta fija para
compensar, además, el mayor riesgo que supone invertir en bolsa.
Así, cuando los tipos de interés suben, los precios de las acciones
bajan y, como consecuencia, aumenta la rentabilidad por dividendo.
Y cuando los tipos de interés se reducen, las acciones suben, redu-
ciéndose a su vez la rentabilidad por dividendo.
Si los tipos de interés para las Letras del Tesoro están, por ejem-
plo, al tres por ciento, el inversor en acciones debería esperar al-
canzar un mínimo entre el seis y el ocho por ciento (incluyendo
dividendo y plusvalías) para compensar el riesgo que supone invertir
en títulos de renta variable.
La subida de los tipos de interés, pues, influye negativamente en
los títulos bursátiles. Otro efecto negativo de la subida de los tipos
es que un alza en el precio del dinero aumenta los costes financie-
ros y, por tanto, reduce los beneficios. Esto será más significativo
cuando los recursos de las empresas dependan más de los acreedores
externos que de los propios (capital y reservas). Es decir, será más
problemático para las empresas muy endeudadas que para las poco
apalancadas.
Los dos mercados, el monetario y el bursátil, están interrelaciona-
dos por el mecanismo del crédito al mercado bursátil: para financiar
estas operaciones se acude al mercado monetario, pues su duración
máxima, con prórrogas, es de tres meses y medio. En consecuencia,
una bajada de tipos incentivaría la entrada de compradores a crédito
en el mercado y una subida experimentaría el efecto contrario.
c) La políticamonetaria. Condiciona la remuneración y la ex-
pansión o control de la masa monetaria. Por tanto, para anticipar los
movimientos de los bancos centrales, podemos vigilar la evolución
de la M3, la masa monetaria en circulación, que incluye el nivel de
dinero en efectivo, además de los depósitos bancarios. Porque, en
términos generales, las autoridades monetarias de todo el mundo
intentan controlar la estabilidad de precios y la existencia de mucha
masa monetaria en circulación implica subida de la inflación.
La política monetaria influye en las cotizaciones bursátiles, fun-
damentalmente, en lo referente a las tasas de interés, por lo señalado
antes. También repercute en la liquidez del sistema: cuanto mayor
sea el crecimiento de la masa monetaria, mayores podrán ser las
disponibilidades líquidas del sistema financiero dirigidas a la bolsa.
Por eso, los diversos programas de compra de activos por parte de
la Reserva Federal y las subastas de liquidez a largo plazo realizadas
por el Banco Central Europeo en los últimos años han favorecido
subidas bursátiles.
Debido a la importancia que tienen los tipos internacionales, es
aconsejable seguir las decisiones de los grandes bancos centrales. Y
no sólo del Banco Central Europeo. Cualquier noticia al otro lado
del Atlántico repercute en el Viejo Continente. Siempre se deberá
estar atento a las decisiones de la Reserva Federal (el banco central

de Estados Unidos). Las reuniones del Comité de la Reserva Federal
americana (conocida como Fed) suelen tener lugar ocho veces al
año en Washington. En cada reunión, se realiza una revisión sobre
las perspectivas de la economía de Estados Unidos y las opciones de
política monetaria. Las actas de cada reunión se publican seis sema-
nas después de haberse celebrado y pocos días antes de que tenga
lugar la siguiente. En ocasiones, la Reserva Federal toma decisiones
entre una reunión y otra. Un ejemplo de ello fue cuando en febrero
de 2010 subió por sorpresa la tasa de descuento que aplica a los
préstamos de urgencia a los bancos.
En Europa, la política monetaria viene dictada por el Banco
Central Europeo (BCE). El Consejo de Gobierno del BCE se reúne
generalmente dos veces al mes en su sede, ubicada en Fráncfort,
Alemania. En su primera reunión mensual, el Consejo de Gobierno
valora la evolución económica y monetaria y adopta su decisión
mensual de política monetaria (mantener, subir o bajar el precio
oficial del dinero). En su segunda reunión, el Consejo considera
asuntos relacionados con otras funciones y competencias del BCE
y el Eurosistema. Aunque las actas de las reuniones del BCE no se
publican, la decisión de política monetaria se explica detallada-
mente en la conferencia de prensa que se celebra poco después de
la primera reunión del mes.
A diferencia de la Reserva Federal, que tiene dos mandatos (contro-
lar la inflación y velar por el crecimiento económico), el Banco Central
Europeo sólo tiene una orden: mantener la estabilidad de precios.
Aunque las políticas de la Reserva Federal y del Banco Central
Europeo son las que más trascendencia tienen en las bolsas, los mer-
cados cada vez siguen con más atención las medidas que adoptan
las autoridades monetarias de China y de India, por ejemplo, por su
creciente peso en la economía mundial.
d) Lainflación. Un proceso inflacionista, que conlleva una su-
bida de precios constante y elevada, desalienta el ahorro y afecta a
toda inversión, fundamentalmente a la realizada en los mercados
de renta fija a medio y largo plazo, ya que los tipos de interés y el
nominal a amortizar están fijados de antemano, salvo el caso de que
estén indiciados.
A medio y largo plazo, la inversión en valores de renta variable
permite controlar la erosión monetaria de los ahorros colocados,
dado que estos valores representan partes alícuotas de activos reales
que crecen al mismo tiempo que los demás precios y ese crecimiento
se refleja en sus cotizaciones bursátiles.
En conclusión: el ahorrador a medio y largo plazo se defiende de
la inflación con más eficacia invirtiendo en acciones que si lo hace
en obligaciones o bonos de renta fija.
e) Los beneficiosempresariales. Teóricamente, el valor de una ac-
ción será tanto mayor cuanto más elevados sean los resultados de la
empresa cotizada. Como siempre en bolsa, lo más relevante son las ex-
pectativas de beneficios futuros. Sin embargo, conviene tener en cuenta
los beneficios pasados, en la medida en que sirven para determinar si la
evolución de resultados de una compañía en los últimos años ha sido
positiva y consistente, o no. Así podemos evaluar la recurrencia de los
beneficios de la empresa o la capacidad que tiene la compañía para ge-
nerar beneficios a lo largo del tiempo. Por tanto, todo aquello que pue-
da afectar a los beneficios es relevante. Entre estos factores, habría que
diferenciar los internos de la propia sociedad y los externos.
Entre los factores internos se encuentra la situación de su negocio.
Para evaluarla, los analistas disponen de dos herramientas fundamen-
tales: el balance (proporción de endeudamiento en relación a los fon-
dos propios, distribución de los activos…) y la cuenta de resultados
(margen de explotación, amortizaciones, peso de los resultados ex-
traordinarios en el resultado final, impuestos, gastos financieros…). El
estudio de los datos particulares de una empresa lo realiza el análisis
fundamental, disciplina que se tratará en otro capítulo posterior.
Pero también existen factores externos a la compañía que el in-
versor debe tener en cuenta: la evolución de la economía a escala
mundial, las huelgas, los costes de producción del país, los tipos de
cambio, la inestabilidad política, el entorno sectorial y competitivo
o los cambios de gobierno que impliquen cambio de la política eco-
nómica o regulatoria influyen de modo negativo o positivo sobre las
cuentas futuras de la sociedad.
f) Las bolsas internacionales y la economía
dependencia mundial de las economías nacionales es un hecho, tras

la creación de grandes espacios económicos, por el desarrollo de las
nuevas tecnologías de la información y de la comunicación y por la
creciente libertad de movimientos de capitales. Esto provoca que
todas las bolsas del mundo estén cada vez más correlacionadas: el
comportamiento de todas ellas está influido por las mismas variables
financieras, economías y políticas.
Pese a ello, la inversión en un país determinado vendrá determi-
nada inicialmente por su situación política, por la estabilidad de su
moneda y por las expectativas del mercado de valores y los tipos de
interés de los activos financieros.
La estabilidad del mercado internacional de divisas es un con-
dicionante financiero del mercado bursátil, ya que las inversiones
internacionales en bolsa se realizan en la moneda del país en donde
se invierte. El inversor necesita que esta moneda sea estable y que le
permita liquidar su posición sin sobresaltos. Pero, además, necesita
la estabilidad de las principales monedas del sistema financiero in-
ternacional, el dólar y el euro. La cotización del dólar es un índice
de la situación de Estados Unidos que, hoy por hoy, es el motor
del mundo. Una bajada del dólar suele suponer un descenso en las
cotizaciones de las bolsas mundiales, y viceversa. Aunque tras el
estallido de la crisis de la deuda europea ya no se cumple esta «ley»
del mercado. Desde su introducción, el euro también ha ganado en
importancia en los mercados internacionales, al desplazar de los pri-
meros puestos a monedas como la libra esterlina o el yen japonés.
Otro factor que se debe seguir son los efectos que tienen una
apreciación o depreciación sobre los títulos bursátiles. Las compa-
ñías exportadoras (o con filiales en el extranjero) preferirían una mo-
neda débil para que sus ventas en el exterior sean más competitivas.
Por el contrario, las importadoras o aquéllas que dependan mucho
del petróleo agradecerán una moneda nacional fuerte.
La entrada de capital extranjero en la bolsa española provoca el
alza de las cotizaciones bursátiles. Una salida de capital extranje-
ro puede provocar una bajada de los precios si no se sustituye por
ahorro interno, debido a las grandes masas de capital que mueven
los inversores institucionales foráneos. Durante la crisis de deuda,
hemos observado salidas de capitales de España, sobre todo en 2010,
y del resto de los países de la periferia europea que más dudas han
suscitado.
Existe, además, una creciente interdependencia entre las distin-
tas bolsas internacionales, con pequeños desfases temporales, que
tienen su explicación:
– En que todos los mercados bursátiles reaccionan de la misma
forma a causas económicas comunes, que se derivan de la universa-
lización de los fenómenos económicos.
– En que existe un mimetismo entre el comportamiento de los
movimientos de las bolsas más importantes y el resto de plazas bur-
sátiles, consecuencia de la creciente libertad de movimientos de ca-
pitales, de los criterios comunes de selección y análisis de inversio-
nes y de la internacionalización de los inversores.
Este dato se comprueba diariamente en el seguimiento que se
realiza del comportamiento de las Bolsas de Nueva York, Tokio y
Londres. Esta circunstancia tuvo su ejemplo más espectacular en el
«crash» de Wall Street en octubre de 1987, cuando se transmitió el
fenómeno de caída inmediata de las cotizaciones a todas las bolsas
mundiales; con ocasión de la denominada «Guerra del Golfo»; con
la crisis de las bolsas asiáticas (entre 1997 y 1998); con los ataques
terroristas a las Torres Gemelas en septiembre del ejercicio 2001;
con la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008 y, en
general, con la crisis financiera provocada por las hipotecas «subpri-
me» americanas, que estallaba en 2007 y se prolongó hasta 2009; y
con la crisis de la deuda pública griega, que comenzó a principios
de 2010 y que en 2012 aún no ha terminado, y que está afectando
a todo el mundo, aunque de manera especial a la zona euro, sobre
todo a sus países periféricos.
g) Las tensiones políticasinternacionales. Una situación de ines-
tabilidad política internacional (como el conflicto de los Balcanes, que
lastró a las bolsas europeas en la primavera de 1999, o como la inva-
sión de Irak por parte de Estados Unidos en 2003), no favorece el
funcionamiento de los mercados bursátiles, ya que en situaciones de
riesgo los inversores internacionales suelen repatriar sus inversiones,
aunque sea asumiendo pérdidas, lo cual provoca las caídas de las coti-
zaciones en las bolsas dependientes de esta inversión exterior.
Estas inestabilidades políticas suelen provocar además temores
en los inversores, que prefieren colocarse en posiciones de liquidez
o en inversiones en renta fija, lo que incrementa todavía más las ten-
siones a la baja en las cotizaciones bursátiles. Finalmente, el efecto
contagio de las bolsas crea un clima general de crisis bursátil ante el
que es difícil reaccionar.